Otro poema tecnológico del acaso
El hombre industrial tiene un corazón.
Lo oye con sus audífonos,
Mientras huye de la razón.
Y yo los oigo a todos.
A los gruñidos de las maquinarias
A los dedos de condena y opresión
A los ciegos prisioneros
Al ladrón de corazón
Liberten las almas del silencio!
Grita la joven por la ventana.
Liberten las almas del silencio!
Grita la joven por la ventana.
El tercer movimiento lo mató.
Se suicidó, o quizá fui yo
Quién lo quitó y huyó de si misma
Con el corazón en la mano
El tercer movimiento lo mató
Se suicidó, o quizá fui yo
Quien lo dibujó y lo borró
Con el carbón en la mano.
Al final del día, hoy en día
Eres el que me hace falta
Él que me ha gustado mucho
El tema de la casa de mi vida
Y la verdad es que no se
Si te gustan las obras de arte
Y la verdad es que no se
Si te gustan las obras de arte...